Chico Mendez
Nacido en la noche del 15 de diciembre de 1944 en el seringal de Porto Rico, estado de Acre en la Amazonia occidental y selvática, hijo de Francisco Mendes, quien había llegado en 1926 para trabajar en la obtención de caucho de las heveas (denominados seringueiro) e Iraci Lopes Filho, hija y nieta de seringueiros, Francisco Chico Mendes… supo desde que salió del vientre de carencias y sobreexplotación.
Los límites de sus horizontes los derribó Euclides Fernández Távora, refugiado político en Amazonia, quien inició a Chico Mendez a los 14 años en el arte de la lectura y escritura a partir de viejos diarios y revistas; al mismo tiempo, una radio de onda corta les susurraba los acontecimientos de Brasil y del mundo.
Iniciados los setenta, el presidente brasileño Medici decide trasladar las topadoras a la selva para construir una carretera de 5.000 kilómetros que permita llevar el progreso a la Amazonía; las consecuencias fueron dramáticas: el impacto sobre los nativos que vivían en la región fue trágico (por ejemplo: los nambiqwara se redujeron de 20.000 a solo 650 después de la construcción de la BR-364).
Por la carretera arriba los fazendeiros y los garimpeiros, que hicieron de la deforestación de la selva el modus operandis de sus actividades económicas: los bosques eran remplazados por fincas de dudosa rentabilidad (la producción de carne para las hamburguesas resultó un fracaso debido a la erosión de los suelos); por la carretera, indígenas y seringueiros abandonan sus hábitats para hacinarse en los suburbios de las ciudades.
Con el transcurrir del tiempo los incendios se masifican; los fazendeiros fraguan y adulteran los títulos de propiedad, mientras el Estado despoja de sus territorios a los indígenas y seringueiros que los habitaban. Más aún, en tierras tan alejadas son los fazendeiros los que sustituyen al Estado en el monopolio de la violencia: quienes no abandonaban sus tierras eran despojados a la fuerza y muchas veces perdían tierra y vida.
Ante los embates de fazendeiros, garimpeiros y un Estado que contempla (¿cómplice?) desde la lejanía, seringueiros, pequeños productores e indígenas se movilizan para defender su medio ambiente: nacen los “empates”. Desde el sindicalismo, Chico trabaja intensamente en esta respuesta para detener la destrucción de la selva. Su trabajo pronto superara los límites nacionales: el movimiento para alertar sobre la fragilidad de la selva amazónica se internacionaliza.
Pese a los esfuerzos, las quemas en la Amazonia no decrecen: los satélites detectan que una superficie dos veces mayor que la de Suiza está ardiendo en 1987; según los cálculos, de los incendios se emiten a la atmósfera más de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono; es decir: el 10% del aporte planetario anual de gases de efecto invernadero.
Su activismo es distinguido en junio de 1987 por las Naciones Unidas al otorgarle el Premio Global 500; poco después lo distingue la Better World Society. Ese mismo año, en Acre se incrementa la resistencia frente a los avances de la colonización agrícola y la tala indiscriminada. Chico postula la expropiación de tierras para crear reservas extractivas. El éxito internacional y la resistencia local intensifican la furia de los fazendeiros: el 22 de diciembre de 1988 Chico muere de un disparo hecho desde la oscuridad. Han transcurrido veinte años… de intensa deforestación de la Amazonia.
Los límites de sus horizontes los derribó Euclides Fernández Távora, refugiado político en Amazonia, quien inició a Chico Mendez a los 14 años en el arte de la lectura y escritura a partir de viejos diarios y revistas; al mismo tiempo, una radio de onda corta les susurraba los acontecimientos de Brasil y del mundo.
Iniciados los setenta, el presidente brasileño Medici decide trasladar las topadoras a la selva para construir una carretera de 5.000 kilómetros que permita llevar el progreso a la Amazonía; las consecuencias fueron dramáticas: el impacto sobre los nativos que vivían en la región fue trágico (por ejemplo: los nambiqwara se redujeron de 20.000 a solo 650 después de la construcción de la BR-364).
Por la carretera arriba los fazendeiros y los garimpeiros, que hicieron de la deforestación de la selva el modus operandis de sus actividades económicas: los bosques eran remplazados por fincas de dudosa rentabilidad (la producción de carne para las hamburguesas resultó un fracaso debido a la erosión de los suelos); por la carretera, indígenas y seringueiros abandonan sus hábitats para hacinarse en los suburbios de las ciudades.
Con el transcurrir del tiempo los incendios se masifican; los fazendeiros fraguan y adulteran los títulos de propiedad, mientras el Estado despoja de sus territorios a los indígenas y seringueiros que los habitaban. Más aún, en tierras tan alejadas son los fazendeiros los que sustituyen al Estado en el monopolio de la violencia: quienes no abandonaban sus tierras eran despojados a la fuerza y muchas veces perdían tierra y vida.
Ante los embates de fazendeiros, garimpeiros y un Estado que contempla (¿cómplice?) desde la lejanía, seringueiros, pequeños productores e indígenas se movilizan para defender su medio ambiente: nacen los “empates”. Desde el sindicalismo, Chico trabaja intensamente en esta respuesta para detener la destrucción de la selva. Su trabajo pronto superara los límites nacionales: el movimiento para alertar sobre la fragilidad de la selva amazónica se internacionaliza.
Pese a los esfuerzos, las quemas en la Amazonia no decrecen: los satélites detectan que una superficie dos veces mayor que la de Suiza está ardiendo en 1987; según los cálculos, de los incendios se emiten a la atmósfera más de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono; es decir: el 10% del aporte planetario anual de gases de efecto invernadero.
Su activismo es distinguido en junio de 1987 por las Naciones Unidas al otorgarle el Premio Global 500; poco después lo distingue la Better World Society. Ese mismo año, en Acre se incrementa la resistencia frente a los avances de la colonización agrícola y la tala indiscriminada. Chico postula la expropiación de tierras para crear reservas extractivas. El éxito internacional y la resistencia local intensifican la furia de los fazendeiros: el 22 de diciembre de 1988 Chico muere de un disparo hecho desde la oscuridad. Han transcurrido veinte años… de intensa deforestación de la Amazonia.
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